El paisaje de Potrerillos se viste de gala en primavera, transformándose en una obra de arte natural. Tras los meses de invierno, las laderas de las montañas se llenan de colores vibrantes, con flores silvestres que brotan por doquier y un verde intenso que contrasta con el azul del cielo mendocino. Es el momento perfecto para disfrutar de la belleza que florece en cada rincón, creando un entorno de pura vitalidad que invita a la desconexión.
